“El paisaje se domina: por el mediodía la Vega del Tormes y a simple vista se divisan diversos pueblos de la provincia. Poniendo remate al horizonte, las Sierras de Gredos y Bejar, los famosos Arapiles y las elevadas torres de Salamanca”.

Bonita mañana de bici con un tiempo que se agradece. Quedada a las 10:30 en la gasolinera del antiguo Mercasalamanca y somos de la partida Fernando, Paco Sánchez, Paco Martín y el cronista – José Manuel. Se ausenta “el Capi” Juan Miguel de boda en Madrid y Alex por motivos personales varios.

Tras el vertiginoso descenso a Moriscos tomamos el pelado camino que conduce hacia Cabezabellosa de la Calzada. Entretanto hacemos alguna foto y recordamos viejas peripecias por estos caminos, incluida alguna que otra memorable “pájara” del Sánchez. En un “santiamén” nos ponemos en Cabezabellosa y recuerdo a mis compañeros de ruta las versiones sobre la etimología de dicho nombre, si bien la más creíble deriva de “Cabeza” como cabezo o cerro alto, porque se encuentra entre dos colinas y “vellosa” parece derivar de la antigua vegetación de la zona. El determinativo "de la Calzada", hace alusión a la ubicación del pueblo sobre la antigua calzada que unía Salamanca y Medina del Campo. El caso es que este sábado una explotación de ovino situada aquí sufrió uno de los ataques de cánidos más graves de los últimos años en la provincia salmantina. Los lobos o perros asilvestrados acabaron con la vida de 46 ovejas. ¡Menos mal que no topamos con ellos!
Llegamos a un vertedero donde paramos, repostamos, fotos y enseguida un alto con un mirador maravilloso desde el que adivinamos toda Salamanca. Una pena la canícula del día para haber hecho aún más impresionantes las vistas. ¡Buenas fotos!
Desde aquí nos dirigimos hacia Aldearrubia por una carretera “hiperbacheada”. Tomamos el camino hacia Aldealengua; con el aire a favor todo es más sencillo. En Aldealengua giramos a la derecha para mostrarle al Martín el “repechín” de entrenamientos de los miércoles - ¡Pan comido! Bueno, hubo que esperar arriba un “ratito…” al excesivamente prudente Martín.
Atravesamos Cabrerizos y ultimamos la entrada a Salamanca por la zona del puente ladrillo. Despedida y fin de ruta.
Nuestro amigo Martín se está cuidando en exceso. No es normal su evolución. Antes muy bien, ahora siempre el último. ¿Se estará reservando para nuevas citas en la sierra?
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