sábado, 31 de diciembre de 2011

CABEZABELLOSA - ALDEARRUBIA



“Disminuye el deseo de todas las cosas cuando la ocasión es demasiado fácil.” Ruta de los tres ¡Uffff! Última de abono de 2011. Habíamos pedido a Fernando ruta cómoda, para poder despedir el año cada uno con los suyos como mandan los cánones.

Así, estábamos convocados a las 10:15 en la gasolinera de Calzada de Medina. Mañana soleada con escaso viento, pero fría. No obstante, buenas sensaciones para la bici. Asistentes: Fernando, Juan Miguel, Paco Sánchez, Paco Martín y un servidor (José Manuel). Ausente Alex por motivos laborales más que justificados.

Comenzamos la ruta por la Calzada, pero cruzando el puente a la derecha para  después tomar el camino de la izquierda que nos enfila hacia Cabrerizos. Como este primer tramo es cómodo, ni tan siquiera calentamos músculos, pero el ritmo empieza a ser alto. Así que en un “abrir y cerrar de ojos” estamos en Cabrerizos cuyo casco tocamos sólo por la parte alta, pues enseguida giramos a la izquierda cogiendo el camino de Moriscos.

Por delante otro grupo de ciclistas que se desvían a la derecha, nosotros seguimos  de frente para comenzar el ascenso al punto geodésico más elevado de la jornada. No entrañaba gran dificultad, a priori, pero “alguien” se encargó de que aquello pareciese una lucha contra el crono, marcando un ritmo fortísimo que ahora ya sí, hizo mella en los músculos de nuestras piernas. Primer ¡Uffff!

En fin, kilómetro 8 y Paco Martín tiene que trepar al punto geodésico: primeras fotos. Continuamos para afrontar el “maravilloso” descenso hasta Moriscos. Me lanzo ¡a tumba abierta! emulando a Ángel en la ruta de El Bodón. Atravesamos Moriscos y cogemos el camino que lleva directo hasta Pitiegua. El ritmo era demoledor. No sé si pensábamos en la frase que abre la crónica y para que no disminuya nuestro deseo de bici había que complicar las cosas. En algún momento pensé que alguno de mis compañeros de viaje creía que las uvas se tomaban a las doce del mediodía…

El caso es que sin darnos cuenta estábamos casi en Pitiegua, aunque no había que llegar. Unos kilómetros antes giramos a derecha con dirección a Cabezabellosa de la Calzada. A lo lejos vemos y oímos ladrar a una banda de perros, pero Fernando nos asegura que están tras el alambre que cerca la finca. Nos acercamos y un “perro lobo negro” sale del cerco a recibirnos. Fernando le enseña las “acreditaciones” y el canelo nos abre paso sin problemas. Unos metros más adelante “un mastín” de grandes dimensiones con “el miembro” escayolado vigila nuestro paso sin consecuencias. Segundo ¡Uffff!

Llegamos a Cabezabellosa de la Calzada. Dicen que su nombre deriva de “Cabeza” como cabezo o cerro alto porque se encuentra entre dos colinas. Lo de “vellosa” parece derivar de la antigua vegetación de la zona. Tras cruzar el municipio subimos con el ritmo del día a uno de los cerros que le dan nombre. Tercer ¡Uffff! En el alto fotos y repostaje de líquidos, para acometer otro bonito descenso que nos mete directamente en el casco urbano de Aldearrubia.

Cruzamos en dirección a la carretera, pero justo antes de llegar giramos a la derecha por uno de los llamados “caminos de las lluvias” (cruzar por ellos en verano supone continuos chapuzones de los aspersores que riegan los huertos). Seguimos a un ritmo fuerte y la dificultad crece por la arena pesada del camino. Menos mal que enseguida llegamos a Aldealengua. Enfilamos por la orilla del río y tras una pequeña pausa para fotos junto al “Arenal del Ángel” terminamos la ruta por la estrecha, pero preciosa vereda junto al río que desemboca en la Aldehuela.

Como todavía falta para las uvas, decidimos maquillar a las máquinas en el lavadero de la gasolinera. Han de ponerse “coquetas” para el fin de año. Además las premiamos con unas “gotitas de aceite” ya en su refugio.

¡FELIZ AÑO NUEVO! A todos los que nos seguís. No os preocupéis, que en breve comienzan las rutas y crónicas de 2012. ¡SEGURO QUE SERÁ MARAVILLOSO!







sábado, 24 de diciembre de 2011

LA ARMUÑA - FORFOLEDA


“Los cinco se escapan en bici por La Armuña una mañana de Nochebuena”. Sí amigos, este podría ser el título de una nueva aventura escrita por Enid Blyton, pero tan sólo se trata de otra salida más del grupo “La Pájara”.
Y es que para celebrar la Navidad de 2011 decidimos hacer nuestra quedada en el edificio de Cruz Roja a las 9:45 en la fría, pero soleada mañana del 24 de diciembre. Sólo se ausentó Alex, que estaba obligado a hacer la “Mañanabuena” de “Nochebuena” en su bar. Se le comprende.

A la hora prevista los asistentes en el punto de partida, Fernando, Paco Sánchez, Juan Miguel, José Manuel y con un poco de retraso el reincorporado Paco Martín. No me extraña que llegara tarde, aún no consigo comprender como metió su viejo pantalón plagado de “bolillas” debajo del nuevo culote corto.
Comenzamos la ruta dirigiéndonos al Helmántico por la carretera. Desde allí por la vieja N630 hasta las inmediaciones de Aldeaseca, entrando ya en la comarca de “La Armuña”, cogemos un camino a la izquierda de la carretera. Cruzamos Aldeaseca y los chalets colindantes enfilando ya el camino que nos debe dirigir hacia Castellanos de Villiquera. Primeros toboganes que afrontamos a buen ritmo. La mañana parecía muy apropiada para la aventura ciclista.

Cruzamos Castellanos de Villiquera y cogemos otro camino para dirigirnos a Calzada de Valdunciel por el “Iter ab Emerita Asturicam” más conocido como la vieja Vía de la Plata que unía Mérida con el entorno minero de Astorga. Estuvimos dudando si hacer fotos junto a los vestigios vinculados a la calzada romana, pero finalmente desistimos, pues ya estaban en otras de nuestras crónicas.
Cogemos el camino a la derecha siguiendo las indicaciones de nuestro router “Fernando” para dirigirnos hacia Forfoleda. Las roderas del camino nos marcan las primeras dificultades. Abrimos la primera “portera” y aprovechamos para hacer las primeras fotos en medio de “la nada”. A la dificultad del camino se une el frío viento del Este, que nos comienza a azotar de costado. Una ráfaga debió afectar al GPS de Fernando que enloquece y nos dirige por donde no hay camino, sino campo, vacas y un paisano con un tractor que nos orienta un poco.

Tras cruzar por una finca “campo a través”, saltamos sin consecuencias el alambre de espino y ¡por fin! de nuevo el camino,  la aventura de “Los cinco” continúa. Además el camino es más bonito y el viento nos da “de espalda”, las sensaciones mejoran. Nuevas fotos en el terreno quebrado junto a las vacas.
El camino y su entorno siguen mejorando, llegamos al paraje conocido como “Casablanca de Arriba” y un paisano nos da nuevas indicaciones, además de hacernos más fotos. Eso sí, nos dice que lo bonito está “hacia arriba”. ¡Hay que joderse!, siempre hacia arriba. Pues eso hicimos, ir hacia arriba. Nos adelanta un grupo de “quads”. El paisaje entre encinas y jaras ¡Maravilloso! Juan Miguel grita ¡Basta!, pero nadie le hace caso y seguimos subiendo. Paco Martín ve en la cima su objeto para trepar. Repostaje de líquidos, frutos secos y más fotos.

División de opiniones para decidir por dónde bajar. Juan Miguel y Paco Martín proponen bajar por donde vinimos, Paco Sánchez y Fernando buscar alternativas y yo me abstengo. Al final la hora nos invita a no complicar más la ruta y decidimos dar media vuelta. Descenso pronunciado hasta llegar a Forfoleda. Cruzamos el casco urbano y comienza el sufrimiento. Camino en dirección Este contra los 25 Km/h de “Don Eolo”.  Me “atrinchero” entre  Paco Sánchez y Fernando tratando de pasar desapercibido: estos dos van “muy finos” ¡Menos mal! Juan Miguel y Paco Martín vienen por detrás descolgados y sufriendo. De repente se acaba el camino: un agricultor ha decidido “expropiarlo” y lo ha sembrado haciéndolo suyo. ¿Por qué no siembra la mediana de la autovía? ¡Digo yo!
Nos hace “embadurnar” las bicis y el calzado para salir a la carretera y continuar nuestra lucha contra el viento, que encauza al frío por todos los poros de nuestro cuerpo ¡Por fin! Llegamos a Calzada de Valdunciel y giramos a la izquierda, se acaba el viento de frente, pero comienza una suave pero prolongada rampa que tiene su final en las inmediaciones de Castellanos de Villiquera. Decidimos abordar el maravilloso descenso a la izquierda ¡Qué gozada! Pero todo lo que se baja… Termina el descenso y una dura rampa hasta Aldeaseca castiga mis ya maltrechas piernas. Comienzo a sentir los pilotos de mi cuerpo encendidos. Menos mal que queda poco. Bueno, en realidad sólo la última rampa desde el Helmántico que cada uno afrontamos ya a nuestro ritmo, el mío, por supuesto, más lento.











Esta noche reponemos calorías. Despedida , felicitaciones entre todos y cada uno para su casa, que es tarde, hace frío y estamos cansados. ¡Qué bonita ruta!

viernes, 9 de diciembre de 2011

CIUDAD RODRIGO - EL BODÓN



“Quizás del griego botón o, ganado. Villa rodeada de algunos cerros como el Atalaya y el de San Sebastián, tiene también llanos, como Nava de Arriba y Nava de Abajo. Hállase entre Castillejo de Azaba y el rio Águeda, a 2º y 53’ longitud occidente, con una diferencia de 11 minutos en la carretera de Ciudad Rodrigo al Puente de Guadancil”.


Y una vez más, a pesar del madrugón, a pesar del frío, a pesar de la niebla, a pesar de las rampas, a pesar de los descensos, a pesar del precio de 5 euros por la ducha, a pesar del viaje en coche, ¡Qué bonita ha resultado nuestra salida en bici! Y como se intuye de la inscripción inicial, la etapa tenía de todo, cerros, llanos, riscos, puentes, hasta un embalse…

Erase una mañana fría del 9 de diciembre de 2011, con una cerrada niebla,  en la que cuatro contagiados por el “magivirus” de la “MTB” habían quedado a las 8:20 para cargar sus bicis en el coche de Juan Miguel y dirigirse hasta Ciudad Rodrigo. Los otros infectados eran Fernando y Paco Sánchez junto al cronista, José Manuel. En Ciudad Rodrigo nos aguardaba un invitado especial, Ángel, que también debía estar a expensas del magivirus.

Sobre las 10:15 de la mañana descargábamos nuestras máquinas a la puerta del albergue para emprender la marcha. Cruzamos el Águeda y afrontamos la primera rampa por la carretera que sube hasta el enlace con la autovía. Fernando puso un ritmo vivo - tanto que se marchaba - e hizo que nuestros muslos y gemelos despertarán del sueño y del frío. Enseguida nos desviamos al camino, con buen firme que pronto empezó a empinarse lentamente. Una pena la niebla, porque seguro que la vegetación y las vistas hubieran convertido el trayecto en un cuento de hadas.  

Las rampas se empinaban cada vez más. Paco Sánchez (qué también está en buena forma), es el único que aguanta el “tran-tran” de Fernando. Juan Miguel se adelanta para hacer las primeras fotos y paramos para esperar a Ángel, al que habíamos cogido frío y algo falto de forma, según nos apuntó. Bebimos algo y a seguir ascendiendo con algún falso llano e incluso alguna bajadita que nos permitía estirar las piernas. Otro repecho duro y llegamos a un monolito que rememora el bicentenario de la batalla de El Bodón en la “Guerra de la Independencia” allá por el 25 de Septiembre de 1811. De nuevo en liza nuestros viejos amigos de Arapiles: “Enfrentamiento entre las tropas francesas y las aliadas al mando de Wellington, compuesta por tropas inglesas, portuguesas y españolas. Durante la acción, la caballería francesa tomó 2 piezas de artillería portuguesa, pero el 5º regimiento de infantería inglés en un hecho carente de lógica, cargó contra la caballería francesa y recuperó las piezas. Al día siguiente los ejércitos se encontraron en la posición de Guinaldo o Fuenteguinaldo, declinando Wellington la lucha y retirándose a Portugal”.

Nosotros optamos por repostaje de líquidos y brebajes, también recordamos a Paco Martín (imaginémosle subido al monolito), hicimos algunas fotos más y a proseguir el camino, pues adivinábamos una nueva rampa, que debía ser de las últimas de la jornada. Subimos todos bien; Fernando en una nueva exhibición, se alzó en pie sobre su “galga” y trepó el repecho sin  suavizar el desarrollo ¡Qué bárbaro! Arriba un falso llano y Juan Miguel divisa una furgoneta de su “amiguete” de El Bodón que nos inquiere a parar cuando lleguemos al pueblo. Nos queda el descenso, donde Ángel nos deleita sobre la 5.3 que compró a Alex. Mientras, Fernando pincha, y tenemos que parar 5 minutos. Reanudamos el descenso y llegamos al casco urbano de El Bodón, donde el “amiguete” de Juan Miguel nos agasaja con excelente jamón ibérico, buen vino y cerveza con limón ¡Extraordinario!
Hay que continuar. ¡No sé qué extraña reacción produce en mí el producto estrella del cerdo ibérico, que cada vez que lo tomo mis piernas responden a la perfección! Enfilamos la estrecha carretera que nos conduce al municipio de La Encina y de allí a Pastores. De nuevo cogemos un camino por el que afrontamos otro descenso vertiginoso. Ángel me hace adivinar el significado de la expresión “a tumba abierta”. Llegamos a la presa, y más fotos. Juan Miguel quería subir otro “repechito”, pero se nos hacía tarde, así que continuamos el descenso por la estrecha carretera con dirección a SanJuanejo y allí nos desviamos por un estrecho, pero precioso camino llano, flanqueado por árboles deshojados. Desembocamos de nuevo a la carretera para completar el recorrido y arribar de nuevo al albergue, donde nos aguarda una merecida “duchita” de agua caliente.

Después hubo más, pero eso ya es cosa nuestra…

Moraleja: “Si vas por los caminos en bicicleta hasta El Bodón, es posible que alguien te obsequie y degustes buen jamón. Y así,  al mal tiempo, buena cara…”





















domingo, 4 de diciembre de 2011

CUATRO CALZADAS - MOZÁRBEZ


“Abrimos la portera y cruzamos, a ambos lados del camino oíamos el traqueteo de los rifles de los cazadores, los perros ladraban y los sentíamos cerca, pero había que seguir. ¡Menos mal que no apareció ganado bravo!”. Y a pesar de todo, ¡Lo bien que lo pasamos!
Otra jornada de bici extraordinaria. Quedada a las 10:15 en el Puente Romano con pleno de presencia del grupo “La Pájara”. Alex, Juan Miguel, Fernando, Paco Sánchez, Paco Martín y quien escribe, José Manuel. Aunque con algo de frío, el tiempo acompaña. Teníamos ganas de afrontar esta ruta desde hace tiempo, así que la solicitamos al “router” Fernando.

Cogemos el camino justo después del romano que dirige hacia Aldeatejada por el flanco este. Comenzamos a buen ritmo y afrontando con ánimo los primeros “repechitos” hasta el monumento al peregrino. De ahí, bajada para enfilar por el camino de Ariseos y el ritmo sigue alto.
A partir de aquí comienza una rampa suave, pero continua que castiga nuestras piernas. Nos adelantan motoristas, también algún ciclista, nos cruzamos con “quads”, la actividad en los caminos resulta frenética. En el alto de una de las rampas hacemos la primera parada para fotos y beber. Además Paco Martín debía subirse al mismo aljibe que en  jornadas pasadas nos hizo recordarle.

Seguimos con un leve descenso para girar a la izquierda y seguir con el “castigo” de piernas. Rampa suave pero continua. Al Martín le da por hacer “florituras” sin manos y se pega un revolcón. Se hizo daño en la muñeca y además casi se nos marea, pero todo quedó en susto. Nos falta poco para llegar a Cuatro Calzadas, pero las rampas son duras. Cruzamos la portera que encabeza la crónica y el silencio se adueña de nosotros, con alguna leve protesta de Juan Miguel y Paco Martín. Enseguida desembocamos de nuevo a la cañada y el personal se tranquiliza.
Última rampa dura antes de la cumbre y Paco Sánchez sufre un desfallecimiento por problemas estomacales, aunque luego se recupera bien. ¡Al fin la cumbre! Premio de ración de jamón ibérico y queso, bien regados por cerveza o vino. Alguno se dopó con Aquarius. Fotos en el viejo mesón del alto.

Alguna vez os habéis preguntado ¿Por qué el nombre de este lugar? Cuando decidimos regresar hallé la respuesta. El dispositivo GPS de Fernando se vuelve loco y no es capaz de reconducirnos ante la encrucijada de caminos. Ante la duda, decidimos afrontar el descenso por la antigua carretera nacional ¡Qué gozada!
Seguimos por la carretera hasta Mozárbez y de allí continuamos hasta el cruce de Arapiles, donde decidimos tomar el camino de la izquierda que tras una última rampa suave nos conduce a Aldeatejada. Cogemos el carril bici y decido gobernar al grupo. Mis compañeros, que son muy sabios, me dejan hacer, porque saben que debo olvidar cuanto antes los malos ratos de la ruta de Ledesma. En fin, disfruto de mi momento de gloria y de nuevo llegamos al romano. Última sesión de fotos y cada uno por donde vino. No había tiempo para más.

Esta semana habrá alguna ruta extra, por las fiestas.