sábado, 27 de octubre de 2012

FUSIÓN JUNTO AL DUERO



Dijo un tal Mahatma Gandhi:
“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.”

 Y es que como victoria se puede calificar nuestro pequeño fracaso en la jornada de hoy al no haber podido conseguir los objetivos prefijados en tiempo y forma.
A las 9:00 de la mañana se había programado la “quedada” previa en Salamanca entre algunos trabajadores de cierta Entidad Financiera y otros de cierta Entidad Tributaria. Las amenazas  y ataques dialécticos entre unos y otros a lo largo de la semana se tornaban en saludos afectuosos y máximo respeto por los hoy compañeros de ruta.

En Zamora nos espera Ventura, con lo que a las 10:00 se produjo la fusión del grupo junto al Duero y así nos preparábamos para partir: Juan Miguel, Pedro, Ventura, JuanRa, Javier, Paco, Pablo y José Manuel. Tras los saludos y foto de partida comenzamos ruta guiados por Ventura que, entre jardines y arboledas, nos muestra la belleza de la estampa otoñal zamorana. Además la mañana soleada invita a la bici, si bien el camino está excesivamente blando por la lluvia de los días previos.
Pronto nos percatamos de que la suerte no iba a estar de nuestro lado esta mañana y a las primeras de cambio, reventón de la rueda trasera en la máquina de Ventura. Hubo que cambiar cámara y empezar a acumular retraso. Continúa la marcha y afrontamos la primera rampa sin consecuencias.

Ventura nos anuncia la entrada a un pinar en el que el estado del camino se complica y nos hace echar pie a tierra en alguna ocasión. Veo a Juan Miguel disfrutar en su terreno. Tras un descenso sinuoso topamos con el rebaño de ovejas y cabras de “Don Alonso”, que nos obligan a detener. Bueno, también tuvimos que saludar a los dos mastines, que aunque parecían estar “a lo suyo” no perdían detalle de cada uno de nuestros movimientos. “Don Alonso” no se pudo resistir a ser “¡miembro!” de “la nube”.
Se acaba el pinar y comienza la fase dura de la jornada: el viento entra ahora de frente, ahora de costado, pero con bastante fuerza, lo que hace que pedalear se convierta en una verdadera tortura. Por si esto fuera poco, en uno de esos giros a la izquierda el camino se empieza a hacer cada vez más estrecho hasta que finalmente desaparece. Algún agricultor “espabilao” ha decidido anexionarlo a su trigal y aunque ahora está cosechado, no os podéis imaginar lo duro que se hizo pedalear este kilómetro viendo como las ruedas de Paco y Ventura se hundían en la tierra. Fue duro, muy duro y aunque no hay imágenes… algunos echaron “pie a fango” en este trozo.

Refundimos el grupo y continuamos nuestra batalla contra el viento que pronto nos pasa factura eliminando por desfallecimiento al primero de los integrantes, Javier, que tiene que ser recogido por la furgoneta de apoyo. Menos mal que llegamos al embalse de Ricobayo, donde Ventura tiene fijado el primer avituallamiento: galletitas energéticas y gel de glucosa. ¡Sí, sí! en el descenso junto al embalse me bajé de la bici pues la rampa era excesivamente técnica y no quería asumir riesgos innecesarios.
Hay que seguir y cruzamos andando el Esla por el puente del ferrocarril para afrontar una zona de continuos toboganes que siguen castigando nuestras piernas. Justo antes del punto de encuentro se vislumbra una rampa larga y respetuosa (hay trozos con un 13%). En mitad del ascenso unos perros asilvestrados me hacen detener ¡Menos mal que pasan de nosotros! Por fin llego arriba y aparece la furgoneta. Saludamos a Bruno (algunos muy efusivamente a la vez que cargaban la bici en el furgón) y este nos premia con unas deliciosas rosquillas de las monjas. Saludamos también a Mariano y José María que nos habían seguido la pista en el “todoterreno”.

La hora se nos echa encima y no hemos cumplido nuestros objetivos ni de lejos, pero aún así algunos decidimos continuar.  Por la pista junto a los molinos (¿o eran gigantes?) continuamos haciendo frente a la fuerza de Eolo. Finalmente junto a la pedanía de Losilla de Alba aparece Bruno de nuevo y decidimos echar pie a tierra para llegar hasta Ferreruela en el furgón. Allí nos espera el resto del grupo en Casa de Pepa, donde nos agasajaron con buenas viandas.
¡En fin! amigos, como dijo Gandhi, cada uno de nosotros se esforzó hasta donde pudo y eso constituyó “su victoria”, a pesar de no alcanzar la meta. Pero es que además… ¡Lo pasamos muy bien! ¡Hasta otra!



Fusión junto al Duero

Con "Don Alonso"

Nuevo "miembro" de La Pájara

El Capi junto al Esla


Y que me dicen de Don Paco

Unos más cautos que otros

Avituallamiento junto al embalse

"Posado" de Don Pedro

JuanRa sufrió pero disfrutó

El cronista cruza el Esla

Y Juan Miguel también


¡Vaya toboganes! Y Pedro ¿en bici?...

Junto a los molinos ¿Gigantes?

Ventura, ... por ventura

Y por fin Doña Pepa trajo las birras


... y las viandas


domingo, 21 de octubre de 2012

DE PERDIDOS AL RIO


 
Maravillosa etapa la que hemos vivido hoy.
Se plantea la quedada para hacer una ruta por carretera tras las intensas lluvias del jueves. Los participantes somos Fernando, Paco Sánchez, Juan Miguel, Julio Cobo y José Manuel. La mañana está espectacular, con un sol radiante pero con algún pequeño banco de niebla en las zonas bajas y, eso sí, en principio bastante frío. Nos presentamos todos a las 9:30 en la glorieta del Aldehuela, Don Julio con su nueva super-máquina talla XXL, nuevo casco, nuevas y renovadas ilusiones.

Partimos por el carril bici hasta Santa Marta para tomar la carretera de Naharros con intención de ir hasta Alba de Tormes. Paco pone un ritmo frenético que Juanmi se encarga de reducir para no castigar en exceso a Julio. Pasamos Nuevo Naharros y junto a la carretera se acumula el agua de la lluvia confundiéndose con los inundados arrozales de la albufera valenciana, lo que hace inevitable una parada para las primeras fotos.
Tras diversas sugerencias acordamos dirigirnos hacia Huerta, reanudando la marcha. Cruzamos el puente sobre el Tormes y Juanmi nos conduce hacia la zona recreativa junto al río, donde captamos nuevas instantáneas de una belleza espectacular. El contraste de colores nos embriaga a todos y especialmente a Julio, que no duda en trepar a un árbol junto al río, al más puro estilo Johnny Weissmüller en su faceta de actor. Y es que Albert Camus tiene razón en decir que “el Otoño es como una segunda primavera, en que cada hoja es una flor”. J JJ

Nos ha gustado tanto la estampa otoñal que decidimos adentrarnos en el camino paralelo al río, aunque somos conscientes de que la cosa se puede complicar por la lluvia acumulada. El acierto fue total, pues seguimos disfrutando del maravilloso paisaje y hacemos continuas paradas para inmortalizar el momento. Veo a Don Julio disfrutar como un enano. Si en la etapa anterior tuvimos un “cyclus interruptus” creo que lo de hoy bien pudiera calificarse como “cicloyaculación precoz”.
¡En fin! Continuamos la ruta sin saber dónde vamos a llegar, lo que proporciona más emoción a la jornada. En una de las arboledas nos cruzamos con un grupo de deportistas de la moto. También la mañana y los caminos están espectaculares para ellos. Pasado Cilloruelo emergemos de nuevo al asfalto y optamos por llegar hasta el Azud de Villagonzalo, donde se realiza el correspondiente avituallamiento.

Es hora de regresar y nos planteamos cruzar el río para tomar un camino que nos lleva recto hasta Machacón, pero… surge una complicación inesperada: ¿Por dónde cruzar?. Todos los caminos mueren o bien en el río, o bien en un maizal ¡Que desesperación! No hay más remedio que regresar a la carretera y volver por Encinas de Abajo, que resultó estar  arriba, ya que hubo que afrontar un repecho que dejó a Don Julio bastante tocado.
Y es que a partir de aquí el trayecto se le hizo largo y tortuoso al León de Monterrubio, pero como dijo Albert Einstein “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad” y de esta a Don Julio le sobra.

Como podéis suponer, no hubo tiempo para birras.



















 

domingo, 14 de octubre de 2012

CYCLUS INTERRUPTUS


También conocido como retirada o marcha atrás, es un método de salir en bici en el cual un grupo está en el camino prefijado - ¡pasándolo bien! - pero de repente el grupo se retira prematuramente de la ruta marcada y… ¡Todo nuestro gozo en un pozo! El uso de éste método está documentado desde hace cientos de años, y se estima que ha sido usado por varios miles de grupos ciclistas en todo el mundo. Este método, por sí solo, es poco fiable y cada vez más organizaciones ciclistas advierten de la baja o nula eficacia de esta práctica como método de protegerse frente a la lluvia, así como de que tampoco protege frente al viento u otras inclemencias meteorológicas. Al final siempre llegas frío, calado y lo peor de todo…, cuando sale el sol.
Y eso fue lo que nos pasó a Fernando, Paco y Pablo Sánchez, Juan Miguel y un servidor, José Manuel, cuando tras quedar y presentarnos a las 9:15 para dirigirnos a Forfoleda, tras cruzar el Helmántico y desviarnos en Aldeaseca, se pone a llover y decidimos cancelar los planes iniciales.

De “esta guisa” poniendo y quitando chubasqueros, nos desviamos a la izquierda y haciendo “zig-zag” por varios caminos, atravesamos la carretera de Ledesma y encontramos un repecho “curiosón” seguido de varios altibajos. Menos mal que como no los conocemos el camino se hace ameno y a ratos hasta bonito.
Al final nos presentamos en las inmediaciones de los dominios de Don Mariano, cerca del Doña Brígida, al tiempo que la lluvia arrecia. El barro comienza a hacerse dueño de los caminos y nosotros ya estamos plenamente calados, así que para casa subiendo el repecho del cementerio en plato grande, por aquello de hacer algo de ejercicio y unas fotos finales los que quedamos, por aquello de guardar algún recuerdo.

¡Ciao!





 

domingo, 7 de octubre de 2012

BORDEANDO EL PANTANO



Dice así el Himno de la Caballería:

“Caballero español,
centauro legendario
jinete valeroso y temerario.
Tu deber y tu honor
te lleva al sacrificio
acepta con orgullo este servicio”

De “esta guisa” partíamos a las 8:45 hacia el pantano de Santa Teresa el “mini-regimiento”  de caballería “La Pájara” y así, ensillados en nuestros velocípedos cuan “jinetes valerosos y temerarios“, comenzábamos a eso de las 9:45 a circundar el remanso de agua por los agrestes, pero espectaculares caminos entre encinas y monte bajo, siempre al fondo la majestuosidad de las aves revoloteando sobre la gran superficie de agua. (Recordando a Don Félix, podéis tratar de imitar su voz al leer este párrafo)

La mañana se presenta espectacular con un sol veraniego que vislumbra altas temperaturas al mediodía y comenzamos ruta Fernando, Juan Miguel, Paco y Pablo Sánchez, Paco Martín y José Manuel. Los primeros kilómetros ya nos anuncian que la etapa se va a hacer dura con continuas subidas y bajadas: hay que tomarlo con calma. La sección de intendencia (en las bicis de Fernando y José Manuel) alerta de que falta “pan”, así que llegamos a Montejo y nos presentamos en casa de la señora Domi, que nos proporciona sendas barras “de ayer o más” y se retrata con nosotros. Coqueta y simpática esta Domi …

Como el paisaje se presta y Fernando trae la cámara, paramos bastantes veces para fotos. El paisaje es bonito entre encinas, rebaños de vacas, piaras de “ibéricos” y algún que otro regimiento de cazadores armados hasta los dientes en busca del jabalí. Y entretanto cruzamos Salavatierra y Aldeavieja  y nos presentamos en el puente para cruzar el Tormes. Aunque el pantano está muy bajo esta zona invita a más fotos, con los pacientes pescadores disfrutando de una estupenda mañana de domingo.

Retomamos la marcha y comienzan los repechos duros. El Martín, que lleva todo el día poco solidario, se rezaga y le perdemos la pista. En un llano decidimos esperarle, que me recuerda la esperpéntica estampa de Vladimir y Estragón en el “Esperando a Godot”  de Samuel Becket. ¡En fin! Nos tomamos unas galletitas resignados ante las no menos justificadas protestas de “El Capi”.

Nos acercamos al punto de avituallamiento en Cespedosa. ¡Madre mía, qué pared hay que subir! Sin duda alguna renuncio a cualquier posibilidad de vivir aquí. Una “guapa” vecina nos indica que hay una fuente junto a la iglesia, así que para allá que vamos. El pueblo está vacío, pero la iglesia debe de estar repleta porque se oyen los murmullos de los fieles. ¡Ah! y se deben de haber bebido hasta el agua de los floreros antes de entrar, porque de la fuente no sale ni gota.

Nosotros a lo nuestro. De un “manguito” de mi bici sale una botellita de “Pesquera”, de la mochila de Fernando unas fiambreras de jamón ibérico cortado a mano y del resto de mochilas sale el pan de “la Domi”. Que trabaje vuestra imaginación. De postre, Fernando saca el termo y sirve unos vasos de un extraordinario brebaje caliente que cuando menos contiene café y orujo. ¡Ummmm!

Continuamos la ruta por una zona más cómoda y bastante bonita. Fernando me indica que esta parte no está disponible en cuanto el agua del pantano sube un poco. Seguro que debía estar en la parte baja, porque tras cruzar el municipio de La Tala comienza una rampa lenta, pero larga, larga, muy  larga, que va castigando nuestras ya “tocadas” piernas. Refundimos grupo casi arriba y tras atravesar Galinduste y unas cuantas porteras volvemos a divisar el pantano. Dejamos de frente Pelayos para girar a la derecha y arribar al punto de partida por la parte de abajo de la Presa, que nos regala 200 metros más de una durísima rampa, porque ya venimos cansados.

Bueno, la etapa ha sido dura, pero muy bonita y divertida. Como dice Fernando, regresamos para Salamanca con la satisfacción del deber cumplido. El himno de la Caballería dice que nuestro deber y honor nos llevó al sacrificio y aceptamos con orgullo este servicio. ¡Hasta otra!