domingo, 26 de enero de 2014

FERNANDO Y SUS CONCLUSIONES



Asisten: Fernando, Juan Miguel, Pedro, Ángel, Antonio de Dios, Paco y José Manuel.

Ruta: Pirulí, Muñovela, Valmuza Golf Resort, Gueribañez, Ermita del Cueto, Finca El Tejado, Ermita de San Silvestre, El Rodillo, Salamanca.

Comentarios: “Mañana de niebla, tarde de paseo”. Así reza el <<dicho>> que hoy no se cumplió. Tras los necesarios “pliegues” ante la nueva cabra de Pedro que lucía hermosa y deslumbrante para el grupo, comenzamos la jornada. Amaneció con niebla que despejó pronto, antes de llegar al cruce con nuestro viejo amigo “El Pirulí”, que fue visitado por un par de desaprensivos valientes. Tras el calentón, descenso majestuoso por la carretera de Matilla hasta “La Valmuza Golf Resort” donde nos esperaba el resto del séquito.

Desvío a la izquierda para abandonar el asfalto y comenzar a esquivar charcos y barro el resto de la jornada. ¡Maravilla de caminos! Paco y un servidor aceleramos un poco el ritmo cuando el camino se empina. Pedro, Ángel y Antonio nos siguen sin problemas, pero sin darnos cuenta dejamos rezagados a Fernando y Juanmi. En el alto, cuando decidimos esperar, fuimos severamente reprimidos por Fernando, que amenazó incluso con sacar y enseñarnos “Sus Propias Conclusiones”, tras alegar que viajaba con un fuerte dolor de garganta.

Tras las fotos de rigor se reanuda la marcha, saludamos brévemente a la carretera de Vecinos para enseguida girar a la derecha comandados, ahora sí, por “El Router”. Por un momento llegué a pensar que finalmente las sacaría y nos las enseñaría (sus Conclusiones), pues atravesando charcos, cardos y selva nos llevaba a toda máquina hacia la ermita. Finalmente decidió guardarlas por hoy y me dejó comandar de nuevo la marcha como “portero mayor” en  las inmediaciones de la ermita.

Aunque no pudimos saludar  a la Virgen, que descansaba encerrada en el interior a buena temperatura gracias al calor de unas pequeñas placas solares en el tejado de la Ermita, hubo parada para fotos y almuerzo energético, a falta de unos “sabrosones huevos con chorizo” sugeridos por “El Capi” a un ganadero “paquiano” que no dudó un segundo en rechazar el reclamo.

Casi ninguno conocíamos el paraje, así que disfrutamos posando junto a la plaza de toros que bordea el recinto y junto a la encina donde, parece ser, la Virgen se apareció a unos pastores, originando la ermita y la tradición. Desde luego que el cerro en el que se ubica, te hace disfrutar del esplendor del Campo Charro por los cuatro costados.

Pero como mencioné al empezar este comentario, la tarde de paseo parecía truncarse a medida que veíamos como la niebla volvía a envolvernos. Hubo que abrigarse de nuevo y comenzar el retorno con dirección a la carretera de Matilla. En el cruce hubo discrepancias de si seguir por carretera o hacia la Finca del Tejado, pero como siempre, “la ruta es la ruta”. Lo siguiente fue toparnos con una pequeña acequia donde surgió la duda: atravesar o no. Un valiente se lanzó y comprobó como su bici se sumergía en el agua, que también engulló sus pies hasta las pantorrillas. ¡Suerte que no dejé de dar pedales! Terminada la hazaña, al volverme comprobé atónito como mis acompañantes retrocedían buscando un paso alternativo.

El siguiente incidente fue el pinchazo de Antonio. Con una tranquilidad pasmosa señalizó la avería en el camino, sacó de su bolsa unas calzas de porexpan  para acomodar su bici en postura quirúrgica y procedió al solemne acto del cambio de cámara trasera, bajo la atenta mirada del cámara Fernando, que no perdió detalle de la intervención.

La siguiente y última parada se produjo en la ermita de San Silvestre, junto al castillo de los descendientes de la Duquesa. Tras las últimas instantáneas el regreso fue fulgurante, con el viento a favor hasta coger la N620 junto a La Rad, de allí a la Feria de Ganados y cada uno para su casa.

¡En fin! Saquen ustedes sus propias conclusiones.















domingo, 19 de enero de 2014

¡QUÉ VOY PINCHAO!



Asisten: Fernando, Juan Miguel, Antonio de Dios, Héctor y José Manuel.

Ruta: Puente Romano, Doña Brígida, Florida de Liébana, Pino de Tormes, Almenara de Tormes, Valverdón, Valcuebo, Doña Brígida, Salamanca.

Comentarios: Como predecían temporal de nieve y había llovido bastante, los que decidimos salir, optamos por el asfalto. Aunque Fernando (el perezoso) recordó que tenemos pendiente Matilla de los Caños, hicimos caso al “Capi” por aquello de que es buen conocedor del “mapa de vientos” y optamos por la ruta de “las dos orillas” (se trata de ir por la margen izquierda del Tormes  y volver por la derecha, en un recorrido aproximado de dos horillas).

Aunque algunos llevábamos inactivos bastantes semanas, la fulgurante subida de la cuesta del cementerio barruntaba pelea. Y así hubiera sido, de no ser por el fuerte viento en contra que nos castigó desde la urbanización la Florida hasta Pino de Tormes. Esto provocó que tratásemos de ir agrupados y un poco más tranquilos.

Desconozco si este fue también el motivo del “subidón” del “Capi”, o la causa era el recién estrenado “culote” importado de Italia, que le resguardaba del frío viento la parte del organismo comprendida entre los pies y… un poco por encima de la cintura. El caso es que hoy ha ido muy fuerte y además no le ha dolido nada.

Tras la parada de rigor en el puente de hierro de Almenara, donde aprovechamos para degustar las exquisiteces de chocolate gentileza de Antonio y abandonamos a su suerte “al joven   Héctor”, que esperaba ser recogido por sus padres para ir a Villaseco de los Reyes, emprendimos el regreso por la otra orilla, ahora sí, con el aire a favor, lo que nos colocó en el Doña Brígida en un abrir y cerrar de ojos.

Como estábamos valientes, acordamos afrontar el duro repecho a la izquierda, pero el muy cobarde (repecho) se rajó (estaba cerrado al tráfico). Al comenzar el lento pero prolongado ascenso hacia el cementerio descubro que “voy pinchado”, así que tras inflar un poco la rueda trasera, me adelanto a mis compañeros para afrontar cuanto antes la subida y les espero abajo en la gasolinera. Como siempre los ingenieros Antonio y Juanmi solucionan con diligencia mi avería. Finalmente, acompañamos a Antonio hasta el romano y para casa.