Dijo Franklin D. Roosevelt: “Es de sentido común elegir un
método y probarlo. Si falla, admitirlo francamente y probar con otro. Pero,
sobre todo, intentar algo.”
Y así de perseverantes somos los de “La Pájara” y como los
caminos no están para aventuras, algo hay que hacer… Quedada a las 10 como de
costumbre en el Romano. Puntuales como de costumbre Paco, Fernando, Antonio,
Ángel, Juan Miguel y José Manuel. Como es habitual, es decir, como de costumbre
hay que hacer algo distinto, y Paco propone hacer al revés la del domingo
pasado (para que sea distinto), pero el “Capi” pone el grito en el cielo
alegando que el aire nos va a machacar, que no vamos protegidos, etc… y sugiere
una ruta alternativa, según él, “más protegida del viento”.
Salimos pues por Tejares para tomar la carretera de
Vitigudino, “siempre con viento en contra, sin ninguna protección, y sin
protestas”. Fernando nos marca un ritmo fuerte, pero al ver que Ángel no puede
seguirnos con facilidad decidimos minorar un poco la marcha. Antes de llegar a
Golpejas vamos pendientes a las indicaciones de “El Capi” para tomar un desvío
a la derecha que nos lleva a una carretera estrecha, sin viento en contra y con
“lindas instantáneas entre el ganado en las verdes praderas llenas de encinas”.
(¡Qué poético!) No hay más remedio que hacer una paradita para fotos.
Llegamos a Vega de Tirados y la ruta nos dirige a San Pedro
del Valle, punto inédito para Antonio y Ángel, por lo que decidimos entrar a mostrarles
la fuente romana. Fotos de rigor, repostaje y cruce de opiniones con una pareja
de “los amigos de la bici”. Luego de que Antonio me diera a conocer “sus
prioridades lúdicas” con respecto a las experiencias de los citados “amigos de
la bici”, decidimos regresar por la carretera de Florida. Ahora hace “un frío
que pela”, más que esta mañana, así que Fernando acelera y los demás “tu-turú-turú-turú
tu ru”… a seguirle.

Como la ruta es cómoda vamos dejando Carrascal de
Velambélez, Pino de Tormes y Florida de Liébana. Pero hay que dejar algo para
postre, así que decidimos subir “la Papelera” a ritmo de Ángel, que viene
castigado (hay quien lo achaca a que su nueva máquina está equipada con “platos
limosneros” y por eso no da más de sí, ya veremos…) ¡En fin! No tuvo suerte el
debutante en la dichosa cuesta: primero se le sale la cadena y después
pinchazo. Menos mal que viene acompañado de Antonio, alias el “Bujías de la
bici” por sus dotes mecánicas. Fernando y yo nos hemos adelantado, lo que
aderezado con las gotas de lluvia provoca que no prolonguemos la espera, ya que
Ángel está en buenas manos.
¡Hasta otra!
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