“Abrimos la portera y cruzamos, a ambos lados del camino
oíamos el traqueteo de los rifles de los cazadores, los perros ladraban y los
sentíamos cerca, pero había que seguir. ¡Menos mal que no apareció ganado
bravo!”. Y a pesar de todo, ¡Lo bien que lo pasamos!
Otra jornada de bici extraordinaria. Quedada a las 10:15 en
el Puente Romano con pleno de presencia del grupo “La Pájara”. Alex, Juan
Miguel, Fernando, Paco Sánchez, Paco Martín y quien escribe, José Manuel.
Aunque con algo de frío, el tiempo acompaña. Teníamos ganas de afrontar esta
ruta desde hace tiempo, así que la solicitamos al “router” Fernando.
Cogemos el camino justo después del romano que dirige hacia
Aldeatejada por el flanco este. Comenzamos a buen ritmo y afrontando con
ánimo los primeros “repechitos” hasta el monumento al peregrino. De ahí, bajada
para enfilar por el camino de Ariseos y el ritmo sigue alto.
A partir de aquí comienza una rampa suave, pero continua que
castiga nuestras piernas. Nos adelantan motoristas, también algún ciclista, nos
cruzamos con “quads”, la actividad en los caminos resulta frenética. En el alto
de una de las rampas hacemos la primera parada para fotos y beber. Además Paco
Martín debía subirse al mismo aljibe que en
jornadas pasadas nos hizo recordarle.
Seguimos con un leve descenso para girar a la izquierda y
seguir con el “castigo” de piernas. Rampa suave pero continua. Al Martín le da
por hacer “florituras” sin manos y se pega un revolcón. Se hizo daño en la
muñeca y además casi se nos marea, pero todo quedó en susto. Nos falta poco
para llegar a Cuatro Calzadas, pero las rampas son duras. Cruzamos la portera
que encabeza la crónica y el silencio se adueña de nosotros, con alguna leve
protesta de Juan Miguel y Paco Martín. Enseguida desembocamos de nuevo a la
cañada y el personal se tranquiliza.
Última rampa dura antes de la cumbre y Paco Sánchez sufre un
desfallecimiento por problemas estomacales, aunque luego se recupera bien. ¡Al
fin la cumbre! Premio de ración de jamón ibérico y queso, bien regados por
cerveza o vino. Alguno se dopó con Aquarius. Fotos en el viejo mesón del alto.
Alguna vez os habéis preguntado ¿Por qué el nombre de este
lugar? Cuando decidimos regresar hallé la respuesta. El dispositivo GPS de
Fernando se vuelve loco y no es capaz de reconducirnos ante la encrucijada de
caminos. Ante la duda, decidimos afrontar el descenso por la antigua carretera
nacional ¡Qué gozada!
Seguimos por la carretera hasta Mozárbez y de allí
continuamos hasta el cruce de Arapiles, donde decidimos tomar el camino de la
izquierda que tras una última rampa suave nos conduce a Aldeatejada. Cogemos el
carril bici y decido gobernar al grupo. Mis compañeros, que son muy sabios, me
dejan hacer, porque saben que debo olvidar cuanto antes los malos ratos de la
ruta de Ledesma. En fin, disfruto de mi momento de gloria y de nuevo llegamos
al romano. Última sesión de fotos y cada uno por donde vino. No había tiempo
para más.
Esta semana habrá alguna ruta extra, por las fiestas.
Bonita etapa, pero bastante dura. Habrá que repetirla, a ver si todos podemos darle al jamón, que menuda pinta tenía.
ResponderEliminarPaco, tu parte se la comió el cronista.
ResponderEliminar¡cómo tiraba a la vuelta!
Estoy leyendo la crónica, y veo que no habéis llegado hasta Ariseos, desde Aldeanueva, tirasteis hacia Mozarbez.
ResponderEliminar