… la cigüeña verás. Y si no la vieres, año de nieves”.
Así se referencia la llegada de las migratorias excepto en
años muy fríos (yo hoy no vi ninguna, lo que significa…). Otra mención del
refranero al Patrón de hoy: “Por San Blas hora y media más” para significar el
crecimiento de los días desde la llegada del invierno. Curioso este Patrón de
los otorrinos y médicos de garganta que tras salvar la vida a un pequeño que se
ahogaba con una espina de pescado, instauró la famosa tradición de la “bendita
gargantilla” allá por el siglo XII.
Bueno, a lo que vamos, estaba la mañana fría, muy fría, pero…
soleada y francamente apetecía montar en bici hoy, y así lo demostraba la
cantidad de ciclistas a primera hora de la mañana. Y eso se tradujo en la
transformación del Grupo La Pájara en “familia numerosa”: a las 10 en el romano
estábamos Juan Miguel, Ángel, Fernando, Paco Martín, Paco Sánchez, Pablo y José
Manuel. Cuando ya nos disponemos a partir se unen Nicolás y Antonio De Dios y
esperamos recoger al viejo “joven Alex” del que no habíamos vuelto a saber.
Así que… a subir por Vistahermosa y coger la carretera de
Matilla. En el cruce con la carretera que lleva a Peñasolana no está todavía
Alex por lo cual, una patrulla del C.R.P.A. (Cuerpo de Réscate de Pájaros Abandonados)
parte en su búsqueda pero… ¡Alto! ¡Ahí viene! ¡Sí! Es él y vuelve (esperemos
que no sea un regreso efímero). Continuamos hacia Matilla saludando al Pirulí,
como de costumbre, si bien hubo que estrenar la magnífica, inédita, eficaz a la
par que diminuta “bomba” del Capi, para dotar las ruedas de la Lapierre de Alex
de la presión suficiente para soportar su nueva capacidad cárnica.
La subida termina y comienza un tendido pero dilatado
descenso, que nos pone en un Santi-Amén en la urbanización de Muñovela. Tomamos
un desvío a la izquierda y tras un corto tramo asfaltado nos adentramos en un
bonito camino, flanqueado por encinas, verdes praderas y ganado “manso y bravo”.
El “Quintalito” del Capi (bueno y el mío también) hacen crujir el hielo de los
charcos rompiendo el hielo cuando los atravesamos: la estampa es idílica
(imaginar al Capi y a mi…). El camino desemboca en una cañada, se ensancha y
mejora el terreno, aunque siguen los charcos. Mejor hacemos una parada para
fotos y repostamos: galletitas energéticas, frutos deshidratados de… Paco
Martín (no me lo puedo creer). Nicolás y Antonio De Dios se ponen ciegos a “bellotas”
(se le han veteado los muslos). A Paco Sánchez hoy le noto calmado, viene
ejerciendo de padre… es que últimamente nos lleva a todos con la “lengua fuera”.
El Capi (al que le duele el pie pero no se nota) tiene el
trayecto estudiado pero desconoce la denominación de la cañada, así que
decidimos bautizarla como “La Cañada de La Pájara” (un nombre muy original que
nos costó mucho elegir). No obstante Fernando tras un minucioso estudio del “garmin”
descubrió que se trata del “Cordel de Calzadillas” (¿será por mis nuevas
deportivas…?). ¡En fin! Lo que sí que sabía El Capi es que desembocamos en la
carretera de Vecinos y así sucede. Tras el giro a la izquierda comenzamos a
agilizar el ritmo por el asfalto, sobre todo “El Martín” y Nicolás. El resto, divididos
también en "grupetos", decidimos refundir junto
a los dominios de Don Mariano, donde nos retratamos con el monumento “al
ibérico”.
Tras dilucidar… ¡NO! Tras corroborar que el plato de la bici
de Ángel es “limosnero” hay que continuar y terminar la ruta. Antes de entrar
en Aldeatejada Juanmi hizo el amago de irse hacia Santo Tomé de Rozados, pero
la idea no cuajó y, tras despedir a Alex ¡hasta pronto!, tomamos el carril bici para
finiquitar.
¡Ay San Blas...! ¡Qué jornada de bici más maja!
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